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Mostrando entradas de enero, 2012

De tiempos perdidos

Extraño tu mirada de centeno en el techo de nuestro cuarto, cuando el reloj marcaba las tres, las cuatro y l as nueve. Cuando el sol se escondía en tu ombligo y yo lo buscaba; Cuando el reloj marcaba las tres, las siete Y las diez. Extraño ese pequeño momento donde me sentaba y bebía de ti; Cuando el reloj marcaba las tres las cinco Y la una. Cuando llorabas entre risas y me mirabas y me veias a las tres a las cuantro y a las nueve.