Supongo, supones, lo suponemos, se que debes desvanecerte con el alba, tal y como todas las imágenes, pensamientos e ideas formadas durante mi sueño (¡Falsos, todos falsos, si, exactamente como tú!). Se, lo sabemos, lo supiste en el momento en que entraste a mi recamara, tocaste mi almohada y me incitaste al sueño; nos damos cuenta, pero lo negamos (no tenemos razón alguna, no debemos, pero lo hacemos). Apago los latidos de la ciudad, mientras voy perdiendo toda dignidad y pudor ante tu presencia (tú hermosa ausencia que no cambiaría por nada), tu impetuosa presencia que me quita las palabras, que me despoja de mis letras y me deja con el pensamiento, la lengua y los labios en blanco, dispuestos a probarte, a beberte, a amarte. He caído en tu red, en tu hechizo y en tus mentiras ¡y no me importa! Tus suaves mentiras, las cuales usas de vestido (ese vestido que te quitas al compás de mis latidos. Todo ante los ojos de mi luna, tu luna, nuestra luna).Luna de sangre, roja de ira, pasión ...
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