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Mostrando entradas de enero, 2014
Ven soledad, y abrázame hasta que me quede dormido. Deja que mis heridas sangren entre tus blancas manos, soy humano después de todo, y mi dolor es todo lo que tengo para pagarte.   Tú, junto con tu olor a tabaco y ron, acurrúcate entre mis brazos ya cansados de mis errores y busca la parte mas grande de mi alma entre los escombros que hay en el suelo. Me caigo a pedazos y tú eres la única realidad de la que gozo. Ven soledad, con tu canto hiriente y con tus sollozos entrecortados. Ven a arreglarme, o a intentarlo, o a acompañarme siquiera.   Tan solo ven, para que no recuerde la perfección en la que solía creer, para que devuelvas a mi vista los colores que se han ido. Eres lo único que me queda.

Vida

El calor de la vida me llama, y yo corro a tus brazos, asustado del tumulto de la ciudad que se vuelve silencioso en tu piel. Corro, porque mis heridas han logrado escarbar hasta instalarse en el último pedazo de mi alma. Busco tu luz, que crecerá hasta cegarme, hasta sesgar y coser todo ese daño. Porque eres tú, tan tuya como no eres mía. Y no lo sabes. Suspiro amor, dentro de tus brazos, para encontrarme loco, aromado, triste y desamparado. Me acurruco en tu pecho, porque quiero dormir para soñarte, angelical y santa como eres. Simplemente tu, llenándome en cada respiro, en cada palabra. No me entregues a la noche, amor, porque mi penumbra me invade Y solo tu luz puede salvarme.