Entradas

Mostrando entradas de abril, 2012

Sangre en mis cutículas

Te extraño. Mas que al aire que respiro, que solo es humo de cigarro. Mas que a la vida de la gente que muere con cada segundo de esta letra. Mas que a mi nacimiento y que a la comida (que no tiene sabor, insípida, igual. Comida que ya no como, prefiero que mis vísceras se devoren a si mismas antes de volver a probar otra cosa que no sean tus labios) Y vaya que extraño la comida. Pero no se puede extrañar nada más que no sea la vida, y mi vida está contigo. En tu almohada, en tus dedos, en las ultimas caricias que me diste. En la mirada perdida que expresaste cuando te mentí, te mentí para que no te preocuparas, para que pensaras que estoy bien. No lo estoy, no ahora. No se puede vivir con el alma colgando entre los dedos de los pies, que con cada paso que doy sin ti, se destroza, se desgasta y se duele. Se duele por ser ella, y por no tenerte a su lado. Por eso escribiré, este es mi desahogo. Escribiré hasta que mis dedos sangren, hasta que el dolor sea más que el dolor de

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad. ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada. Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»). Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acaric

Dormido la vida es más sabrosa.

(Se abre el telón)  ( Una recamara oscura, una cama con cobijas y sábanas blancas, junto a la cama, un taburete y un vaso con agua. Acostado un hombre   con solo el pantalón de su pijama, sobre   las cobijas revueltas)*la luz apunta al personaje*  ( el personaje, acostado, habla en tono medio) ¿Es de noche o de día? Recuerdo las ciruelas azules del huerto de mi madrecita santa, que caminaba por los huertos descalza, porque la tierra te siente más así, la tierra se siente mas así, decía mi madrecita. Dicen que cuando no duermes, el mundo se vuelve más lento, sin embargo, todo   me pasa más rápido.   ¡ay madrecita santa, venme a acurrucar, arrópame y cántame la historia del conejo y la luna! Solo así, cuéntamela madrecita santa, cuéntamela por la eternidad, hasta que vuelva a pegar las pestañas. ( da vueltas en la cama, se levanta y se lleva los brazos a la cabeza) (suspira)   El doctor me ha dicho que dormiré pronto, quesque no hay nada malo con mi organismo, eso dic