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Mostrando entradas de mayo, 2014

Perdón

Regresar. ¿A dónde si no hay ya lugar para mí? Lo termine quitando con palabras que solo pocos tienen el valor de pronunciar. Más no quiero volver, simplemente extraño esos acogedores brazos que se abrían ante mí todos los días. Eso es lo que quiero. Eso es lo que extraño. Nunca me acostumbre a estar solo. Es un tanto… ¿cómo decirlo? Solitario. Sé que hice mal, y lo siento. También siento disculparme demasiado, pero necesito hacerlo.  Tal vez debería enviarte una carta para que sepas que todavía me importas… Tal vez si, tal vez no. Tal vez plasme hoy tu nombre en mi almohada repleta de notas saladas. Aquí es donde entra mi subconsciente todas las noches como siempre. Míralo, ahí sentado esperando a que me duerma para golpearme con tus recuerdos. Para enseñarme que la verdad no es tan real como yo la creo.  Simplemente  esperando. Ese imbécil que tiene tantas ganas de regresar a tus brazos y que duerme todas las noches abrazado de sí mismo. En busca de algo mas, de alguien más.

Distancias

Despiértame, con un beso en la espalda o con un suspiro en el pecho. No quiero aprender como no extrañarte, como vivir sin ti, como volver a sentir.   Quiero voltear al lado de mi cama, y verte ahí. Dormida, despierta, enojada, sonriente. Como sea, solamente quiero verte   Me acostumbré a tenerte, a hablarte, a respirarte. Todos los días, todas las horas, todo el tiempo; pero la distancia es una cruel intermediaria y justo ahora me está matando el tener que desacostumbrarme. Te necesito aquí, sonriendo para mí, mirándome, amándome.   Ni 2, ni 3, horas son suficientes para contemplarte. 1 de cada 15 días tampoco.  Como dije: Me acostumbré a ti, tanto que ahora no puedo caminar sin ver tu rostro en otra cara, despertar sin sentir tu aroma entre sueños, sentarme sin escuchar tu voz a momentos. No diré que te amo, porque no me gusta etiquetar con palabras los sentimientos. Y esas dos palabras no expresan lo suficiente.  Pero con cada abrazo que te doy, con cada beso que me devuelv

Viéndola dormir

Veo tus ojos, mientras duermes a mi lado.  Escucho tus piernas, entrelazarse con las mías.  Y veo, escucho y amo todo lo que haces.  Al saber tu espalda, pruebo mis labios.  Huelo tu cuello, olvidando que el mundo existe.  Y beso, aspiro y amo toda tu existencia.  Porque la vida me alcanza, pero el cuerpo no.  Porque has tomado todo de mi, para volverlo tuyo.  Y muevo, me embriago y despierto, estando a tu lado.

Vibraciones

Busqué tus manos con mis dedos nerviosos y las encontré       temblando. Ahora pienso que desde que nacimos hemos estado tiritando, y me pregunto todos los días, todo el tiempo, si tu también sentiste la temblorina      detenerse.