Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2012

Besos de agua salada

¿De que sirve que llore? Muchas veces me lo he preguntado. Muchos dicen que sirve para desahogarse. Otros tantos dicen que sirve para dejar salir la nostalgia y el dolor. Yo digo que no me sirve más que para recordarte. ¿Qué por qué te recuerdo cada que una lágrima se escapa de mi párpado? Simple. Porque ellas recorren mi rostro. Así como tú solías hacerlo.   Estos pequeños átomos de agua que se quedan dentro de mis poros, me ayudan a recordar mejor como era el calor de tu tacto.     Últimamente, no sé que es lo que me hace llorar. Tal vez un periódico con un hombre muerto en la portada, tal vez una pareja besándose en el parque o tal vez el simple hecho de que me hayas olvidado.   La cotidianidad no es nada extraordinaria, de hecho muchas personas la ven como lo que es: Un evento que transcurre sin   dejar marca en la vida. Pero para alguien que saborea el dolor de la ausencia al despertar, que desayuna cereal salado y que camina con los ojos hinchados por llanto: lo cotidiano

El encendedor

Yo tengo un encendedor que me recuerda a ti, porque prende una flama leve, casi imperceptible. Que luego se vuelve gigante y quema. Al principio saca chispas, y deja salir un poco de gas de vez en cuando. Normalmente hay que intentar una, o cinco veces para que funcione; Y así la débil flama pueda nutrir el deseo de un cigarro por envolverse con ella.   Este encendedor, que me recuerda a ti, envuelve al cigarro con una flama débil, lo tienta. Intenta prenderlo, pero es en vano. Logra hacerlo hasta que después de unos segundos, que da una llamarada (y ésta dura aproximadamente seis segundos) y luego regresa a la flama débil y azul que era.   Esta llamarada, es tan grande que si no se sabe manejar bien, puede quemar la mitad del cigarro. Pero por suerte, yo se como manejarla, y me limito a encender la punta de ese cigarro que compré hace ocho horas, y que ahora me acompaña mientras veo a la luna y pienso. Yo tengo un encendedor que me recuerda a   ti. No por ser encendedor, o por q

Huellas

No me dijiste que sería así de difícil el dejarte, el abandonarte. El abandonarme.   No es por despecho que lo digo, es mas por dolor.   ¿Si es dolor, no? Supongo que si, no encuentro otra manera de explicar que mis entrañas pidan por ti. Era de esperarse, pues aún te… Te fuiste sin decir siquiera algo coherente. Claro, nunca lo dijiste ¿cierto? Y al despedirte no fue la excepción. Recordando un poco: ¿te despediste siquiera? Tal vez solo sea mi subconsciente reprimiendo recuerdos dolorosos, como el de tu voz pronunciando un “Adiós” o un “Ya no te amo”. Es simple, un mecanismo de defensa. Eso debe de ser, porque no encuentro otra explicación para que no me acuerde de las palabras que dijiste.   Nunca fuiste elocuente, nunca fuiste de verdad mía. Y sin embargo, sabiéndolo, te amaba. O te amo, o ya no sé. Total, de nada me sirve el hacerlo, o ya no hacerlo, o no saberlo.   Y te quiero olvidar, y quiero dejar de saborear tus labios con cada beso que suelto al aire nocturno, quiero

Olvídame

Puedes olvidarme, odiarme, hacer que deje de existir. Matar mi recuerdo y vivir feliz sin una pizca de mí en tu mente. Pero tu cuerpo recordará mis brazos, rodeando tu espalda, mis labios explorando tus muslos, mis ojos descansando en tus labios y mis dientes clavados en tu cuello. Puedes estar con otro hombre, pero cada que gimas, tus cuerdas bucales querrán pronunciar mi nombre, tu lengua querrá volver a pelear contra la mía, tus piernas buscarán apretar mi cadera, tus pulmones querrán beber de mi aliento; y en cada uno de tus orgasmos, dirás mi nombre susurrando. Recordarás mis manos, y las de él te quemarán cuando toquen los lunares de tu piel, los que yo aprendí de memoria. Sus torpes dedos no sabrán tocar las delicadas notas de tu vientre, sus labios brutos sangrarán al besar la boca que tantas veces pronunció mi nombre. Y me recordarás, por un momento, por una vida. Estaré ahí; junto a ti. Escuchando los silencios en los que piensas en mi sin quererlo. Buscando las m