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Mostrando entradas de junio, 2012

Adiós

-Entonces es cierto -¿Que? -Que no me amas -…- Él tomo sus cosas.  Dio media vuelta y caminó mientras se abrochaba la camisa. Justo cuando estaba a punto de escapar de la atmósfera del cuarto ella gritó. -¡ME GUSTAS MUCHO! Él sonrió amargamente y  se fue. Ella se quedó pensando en lo que había pasado, como habían llegado a este punto.  Las lágrimas pintaban líneas negras en su cara, lloraba. No sabía bien porque lo hacía, pero no podía dejar de hacerlo. Suspiró. -Ricardo-  susurró. Se dejó caer en la cama y pegó sus piernas a su vientre, en donde aún ardían los besos que él había dado.  La tenue luz roja del cuarto daba la impresión de que estaba atardeciendo. Su ropa, tirada en el suelo, se había fundido con las sobras de la alfombra. La cama alborotada era inmensa ahora que se encontraba sola. Ahora solo estaba ella. Semidesnuda y sollozando. Se despertó. No sabía que hora era, o si seguía soñando. Buscando a ciegas entre la cama destendida intentó encontrar el