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Mostrando entradas de agosto, 2010

Carta de un amor difunto.

Nuestra primavera termino, fue hermosa, sí; pero nos vamos a perder este otoño. El verano fue frío para los dos frio como el sol de las mañanas que alumbra el rocío que descansa en las rosas. Frio como el invierno que nunca veremos llegar; al menos no juntos. Te amo, sí, es cierto. Pero ¿a qué precio? Ahora que has exprimido la última gota de amor que quedaba en tus ojos para volverla un jugo de obsesión ya no sabe tan dulce ese néctar rojizo del que tanto bebimos. ¿Tiene caso? No lo creo. No desde mi punto de vista. Hemos terminado esa parte tan azucarada del jugo y empezamos a probar la amargura del final. Te extrañaré, lo sé. Me duele, lo sabes. Pero aún así intentare buscarte, encontrarte para obsequiarte mi felicidad. Para que puedas vivir con ella tranquilamente; ¿Me odias? Sé que responderás que si y yo ciegamente lo creeré. Tal vez sea mejor así, tal vez… Como dicen, a dos pasos del amor esta el odio… o ¿era al revés? (no lo sé, no lo recuerdo… pero escucho la lluvia cayendo