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Mostrando entradas de 2014

Café et limonade

Me citó en Manuel Montt 527, en un café llamado Conchita Flores B&B. Un pequeño paraíso rojizo camuflado entre el tumulto de Santiago. Había un hotel arriba, sin embargo me especificó que nos quedaríamos en el café. Llegue exacta, a las 14:00, esperando ansiosamente ver sus ojos de tierra y su aroma a chocolate de tabaco.  Me costó trabajo encontrar el lugar, nunca había venido por aquí y fue bastante difícil dar con el. Caminé por la calle, pidiendo direcciones bajo la agresiva luminiscencia del sol. Cuando preguntaba, inmediatamente era delatado mi carácter ajeno y extranjero al país. -Hablaí muy bien ehpañol. ¿De dondereí?- vociferó el dueño de una tienda a la que pase a preguntar. Sin embargo, a mi no me parece que el español sea uno de los lenguajes que se pueden hablar bien si no naciste aprendiéndolo. Mi español es terrible, mi pronunciación aún mas. Los rastros de francés se vislumbran a leguas en las r's y en las vocales, arrastradas adrede por las reglas recelosas de

Desayunando

Una mano masculina se suspendía en el aire del restaurante casi vacío. Tenía dos dedos arriba, en una cuasi satírica comparación con la señal de amor y paz. Si recorrías su brazo con la mirada, hasta llegar al cuello de aquel hombre de barba perfectamente rasurada, podrías notar la calidad de la seda en su ropa. "Garzón" exclamo el hombre, con un movimiento de labios que se asemejaba al de la palabra "amor". La mujer en frente de el lo miraba con disgusto. "Siempre tienes que gritar tan fuerte?" Reprocho ella.   "Si" contesto el hombre, sonriendo mientras mantenía la mano alzada.  Del otro lado del restaurante, la única mujer que atendía las mesas rellenaba la taza de café de un vagabundo, que acudía al restaurante todas las mañanas.  "Garzón"  volvió a gritar el hombre. "Carajo, cuánto tiempo tengo que esperar para que me den algo de comer" agrego. La mujer frente a el, lo seguía mirando con desprecio. "A veces me das as

Instrucciones para mojarse en la lluvia

Encuentrese en un sillón, leyendo un libro de poesía y esperando a que la vida se le vaya entre las letras. Escuche el sutil sonido que hizo la primera gota de lluvia al caer 5 pisos abajo de usted, del otro lado de la calle. Después ponga atención al sonido del frenesí con el que las otras gotas besan el suelo. Inhale imaginando el olor a tierra mojada que hay después de la lluvia.  Deje el libro al lado, asómese por la ventana y vea que la suave brisa del principio, ya no es una suave brisa para nada. La bendición de las nubes ha comenzado a aplaudir sórdidamente contra el suelo. Dese cuenta de que esta es la lluvia que ha estado esperando toda su vida, usted nació para salir a tocarle la espalda a cada gota que caiga. Así qué tome las llaves de su departamento, deje el suéter que para nada le sirve, abra la puerta y salga corriendo. No espere al elevador, así como los amorosos no esperan a la vejez, y baje corriendo 5 pisos. No importa que sus pulmones lo maldigan.  Por ultimo, ante

El vino

Me gusta el vino. Me gusta cuando explora mi boca, dejando su sabor en cada rincón. Y también cuando corre por mi cuello, y luego olvida adrede notas de su aliento en mis pechos. Me gusta cuando busca mi ombligo, robándome el aire al descansar  en él. Y también me gusta cuando paso a paso, sin prisa, camina hasta mi vientre: Y lo besa. Me gusta él y también me gusta el vino.

Sobre los recuerdos

¿Cómo le explicas a alguien que la extrañas? ¿Cómo lo haces aunque ya no le pertenezcas? Aunque le hayas jurado una vez que serias suyo hasta que el sol explote y aunque ella te haya prometido ser tuya hasta que la luna la devorara. Aunque sudes en la noche saboreando la miel de sus senos y abraces a la oscuridad esperando que se convierta en su espalda de alcatraces. Aunque su vientre desdibujado te entibie los dedos y la sensación de sus piernas aún siga apretando tus caderas; es imposible explicarle lo que sientes ahora que ya no es tuya, que ya no eres suyo. Despiertas oliendo su perfume de clavo y menta, su aliento de manzanilla con limón y   su respirar de cempaxúchitl. Despiertas, todos los días, desde hace años, desde hace vidas, acostumbrado a la falta, a la ilusión y a la realidad. Tan acostumbrado que incluso no te das cuenta que sueñas con ella todos los días, que tus entrañas piden su esencia y que tu inconsciente menciona su nombre a cierta hora del día: y de rep

Perdón

Regresar. ¿A dónde si no hay ya lugar para mí? Lo termine quitando con palabras que solo pocos tienen el valor de pronunciar. Más no quiero volver, simplemente extraño esos acogedores brazos que se abrían ante mí todos los días. Eso es lo que quiero. Eso es lo que extraño. Nunca me acostumbre a estar solo. Es un tanto… ¿cómo decirlo? Solitario. Sé que hice mal, y lo siento. También siento disculparme demasiado, pero necesito hacerlo.  Tal vez debería enviarte una carta para que sepas que todavía me importas… Tal vez si, tal vez no. Tal vez plasme hoy tu nombre en mi almohada repleta de notas saladas. Aquí es donde entra mi subconsciente todas las noches como siempre. Míralo, ahí sentado esperando a que me duerma para golpearme con tus recuerdos. Para enseñarme que la verdad no es tan real como yo la creo.  Simplemente  esperando. Ese imbécil que tiene tantas ganas de regresar a tus brazos y que duerme todas las noches abrazado de sí mismo. En busca de algo mas, de alguien más.

Distancias

Despiértame, con un beso en la espalda o con un suspiro en el pecho. No quiero aprender como no extrañarte, como vivir sin ti, como volver a sentir.   Quiero voltear al lado de mi cama, y verte ahí. Dormida, despierta, enojada, sonriente. Como sea, solamente quiero verte   Me acostumbré a tenerte, a hablarte, a respirarte. Todos los días, todas las horas, todo el tiempo; pero la distancia es una cruel intermediaria y justo ahora me está matando el tener que desacostumbrarme. Te necesito aquí, sonriendo para mí, mirándome, amándome.   Ni 2, ni 3, horas son suficientes para contemplarte. 1 de cada 15 días tampoco.  Como dije: Me acostumbré a ti, tanto que ahora no puedo caminar sin ver tu rostro en otra cara, despertar sin sentir tu aroma entre sueños, sentarme sin escuchar tu voz a momentos. No diré que te amo, porque no me gusta etiquetar con palabras los sentimientos. Y esas dos palabras no expresan lo suficiente.  Pero con cada abrazo que te doy, con cada beso que me devuelv

Viéndola dormir

Veo tus ojos, mientras duermes a mi lado.  Escucho tus piernas, entrelazarse con las mías.  Y veo, escucho y amo todo lo que haces.  Al saber tu espalda, pruebo mis labios.  Huelo tu cuello, olvidando que el mundo existe.  Y beso, aspiro y amo toda tu existencia.  Porque la vida me alcanza, pero el cuerpo no.  Porque has tomado todo de mi, para volverlo tuyo.  Y muevo, me embriago y despierto, estando a tu lado.

Vibraciones

Busqué tus manos con mis dedos nerviosos y las encontré       temblando. Ahora pienso que desde que nacimos hemos estado tiritando, y me pregunto todos los días, todo el tiempo, si tu también sentiste la temblorina      detenerse.

Me voy a dedicar a no quererte

Me voy a dedicar a no quererte a no odiarte y a no esperarte. Me voy a dedicar a no buscarte en mi cama en la noche, A no imaginarte dormida entre el agua de la luna, A no respirar tus labios entre mis pupilas. Voy a buscar no darte el mundo, ni pintar estrellas en tu nombre No voy a nombrar las constelaciones para ti. No voy a gastar mis días en tu pensamiento, Ni a darte mis mañanas. Te voy a obsequiar las alas de la indiferencia,   Porque no planeo darte todo mi ser. No me perderé en ti, No extrañare tus caricias Y no voy a leer tu nombre en el periódico de la mañana. No me sabrás a pan, ni a café, ni a perfume de gardenias. No voy a ver tus ojos plasmados en la pared, Ni a buscar la soledad escondida             entre los rincones de mi cuarto. No voy a hacer nada de eso, Porque me hace tanto bien el que no estés                que casi no te extraño.

Cotidianidad

Llego, destapo una cerveza y me siento a fumar y beber. Intento olvidarte, intento matar la ausencia con la compañía de la tele, o de un libro, o de mi mismo.   Pero nada parece mutilar la falta que me haces, ni menguarla, ni disminuirla. Lo interno, lo subconsciente de mí grita para ver si logra escuchar tu voz entre los ecos.   Después de todo no me queda otra opción para escuchar tu voz. Mis errores y defectos aplastan incansablemente los recuerdos de ambos. Fue mi culpa después de todo. He tratado en vano perderme en otros vicios, desangrarme hasta morir entre los muslos del alcohol, asfixiarme entre los senos del tabaco barato. Pero no sirve de nada, mi vicio mas grande ahora eres tu. Y no me matas como los otros, solo te mantienes ahí. Mirándome con el oliva de tus ojos desde el rincón mas oscuro de mi cuarto.   ¿Dejar de quererte? absurdo ¿dejarte ir? también. Me mantengo entre sueños imaginando que vuelves, que me necesitas, que me quieres y que estás igual que yo, per