Adiós


-Entonces es cierto
-¿Que?
-Que no me amas
-…-
Él tomo sus cosas.  Dio media vuelta y caminó mientras se abrochaba la camisa. Justo cuando estaba a punto de escapar de la atmósfera del cuarto ella gritó.
-¡ME GUSTAS MUCHO!
Él sonrió amargamente y  se fue.
Ella se quedó pensando en lo que había pasado, como habían llegado a este punto.  Las lágrimas pintaban líneas negras en su cara, lloraba. No sabía bien porque lo hacía, pero no podía dejar de hacerlo.
Suspiró.
-Ricardo-  susurró. Se dejó caer en la cama y pegó sus piernas a su vientre, en donde aún ardían los besos que él había dado.  La tenue luz roja del cuarto daba la impresión de que estaba atardeciendo. Su ropa, tirada en el suelo, se había fundido con las sobras de la alfombra. La cama alborotada era inmensa ahora que se encontraba sola. Ahora solo estaba ella. Semidesnuda y sollozando.
Se despertó. No sabía que hora era, o si seguía soñando. Buscando a ciegas entre la cama destendida intentó encontrar el pecho donde tantas veces se quedó dormida. No estaba. Se levantó y observó la escena, todo estaba igual. Su ropa seguía tirada, la cama seguía pareciendo inmensa, la luz roja seguía iluminando a medias el cuarto y su almohada estaba todavía húmeda. Pero lo mas importante, que no había cambiado en nada, era que el seguía sin estar ahí. Se había ido, desde hace horas. Tal vez días.
Se había ido y no iba a regresar. Ella lo sabía. Juntó las rodillas con su barbilla, abrazó sus piernas y comenzó a llorar.
Lo extrañaba, lo necesitaba.
Pero no lo amaba.
Apagó la  luz y se dedicó a pasar el resto de la noche sollozando, sintiendo su falta. Buscando inútilmente su presencia, pero lo único que quedaba de él era su olor.  

-
Cuando él llegó a su casa, aventó las llaves al sillón. Se dejó caer sobre su cama y puso un brazo en su nuca. De su bolsa, sacó un cigarro y lo encendió.  Observaba el techo, reflexionaba lo que acababa de pasar.  Ella había regresado, pero seguía sin sentir algo por él.
 No lloró. Ni siquiera dejó escapar un suspiro. Solo observaba. Ya no podía llorar, ya no podía reprochar nada. Ella lo había lastimado tanto como la primera vez que lo dejó. Sin embargo, eso no causaba tristeza. Era tan irónico que podría darle risa a cualquiera. Sabía que esto iba a pasar desde que ella dijo “te necesito” y, a pesar de eso, el aceptó su disculpa y se dedicó a continuar con la relación. Sabía que ya no sería lo mismo, una vez que lo lastiman ya no vuelve a amar como antes, pensó que sería una excepción, y así fue. Volvió a amarla como antes, incluso mas que antes. Sin embargo ella dejó de hacerlo, como antes lo había hecho.
Inhaló el humo
-Ya no regresaré-  Se dijo para sus adentros
Exhaló.
Recordó la primera noche que pasaron juntos, sonrío ligeramente y se quedó profundamente dormido.
-

El teléfono sonaba, ella se incorporó y aún somnolienta y con los ojos hinchados, contestó
-¿Bueno?
-Hola, es usted familiar del Señor…- Su corazón dio un vuelco.
-Sí – Contestó casi gritando
-Necesitamos que venga al hospital Dolores-
Sin pensar, tomó su ropa, se limpió el rímel corrido y salió del hotel en el que había pasado la noche.  Pagó el cuarto y tomo un taxi hacia el hospital.
Cuando dio el primer paso dentro de la clínica, su corazón aumento el ritmo. Sus piernas fallaron y empezó a llorar de nuevo, más intensamente que la noche anterior. Se acercó al mostrador y preguntó por él. La enfermera le indicó que esperara en la sala, y se fue.
Se sentó, intentó tranquilizarse. No pudo. Entonces llegó el doctor.
-¿Que le pasó? ¿Está todo bien? ¿Donde está? ¿Puedo verlo? ¡Dígame! –
-Ayer por la madrugada reportaron un incendio en la colonia Roma. Cuando los bomberos llegaron, lo encontraron en  la puerta, tirado. Con quemaduras graves. Lo trajeron para acá inmediatamente, pero…-
-¿PERO QUE DOCTOR? ¿QUE LE PASÓ?- Dijo mientras su garganta se desgarraba junto con su voz.
-Dijeron que fue un cigarro el que inició el incendio…-
-¡NO ME IMPORTA DOCTOR, DIGAME COMO ESTA EL!-
-Siento mucho su pérdida-

Ella se llevó las manos a las sienes. Se dejó caer en el suelo y entró en shock.
Se había ido.  Sin que ella pudiera decirle que lo amaba.


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