Dormido la vida es más sabrosa.


(Se abre el telón) 

(Una recamara oscura, una cama con cobijas y sábanas blancas, junto a la cama, un taburete y un vaso con agua. Acostado un hombre  con solo el pantalón de su pijama, sobre  las cobijas revueltas)*la luz apunta al personaje* 
(el personaje, acostado, habla en tono medio) ¿Es de noche o de día?
Recuerdo las ciruelas azules del huerto de mi madrecita santa, que caminaba por los huertos descalza, porque la tierra te siente más así, la tierra se siente mas así, decía mi madrecita.
Dicen que cuando no duermes, el mundo se vuelve más lento, sin embargo, todo  me pasa más rápido.  ¡ay madrecita santa, venme a acurrucar, arrópame y cántame la historia del conejo y la luna! Solo así, cuéntamela madrecita santa, cuéntamela por la eternidad, hasta que vuelva a pegar las pestañas.
(da vueltas en la cama, se levanta y se lleva los brazos a la cabeza)
(suspira)  El doctor me ha dicho que dormiré pronto, quesque no hay nada malo con mi organismo, eso dice. Pero él no está aquí. El insomnio es una cosa muy persistente; Decía mi tío Alberto, en paz descanse, que cuando no podías dormir era por que alguien andaba recordando tu nombre.  Pero ni quien quiera andar recordando el nombre de este idiota. Desde que me recuerdo, no hay ni un perro que me ladre. Decía mi madrecita santa que era porque sabía pasar desapercibido, pero la verdá es que nunca he sido alguien que destaque en la vida, soy nomás una sombra. Una sombra que se mueve atrás de la gente, esperando por que alguien se apiade de mí y me mande un trocito de pan. Bien me lo dijo la María cuando me abandonó, “Nunca llegarás a ser alguien” decía, “Me voy de aquí, por que no llegaré a ningún lado contigo, no eres más que basura” decía ella. Y se fue, se fue con el jefe de mi empresa, y la muy jija hizo que me despidieran. ¿Y que hice yo? Nada, nada más que bajar la cabeza y recibir las nalgadas de la vida. 
(Mutis corto, seguido de un grito espontaneo mientras alza las manos y se deja caer en la cama)  ¡PINCHE VIDA!
( Solloza)  Nunca harás nada de tu vida, eres un idiota. El idiota de los idiotas, el más grande, el jefe, el patrón. (Alza la voz)”¡Salve oh patrón de los idiotas, oh gran patriarca, padre de nuestra vida, vida de nuestra alma! ¡larga vida a la idiotez, larga vida a usted! Somos sus súbditos, sus mas leales compañeros. Nosotros, la cama, la almohada, la cobija y las manchas de sus lágrimas. El rincón vacío de su recámara, la telaraña de la esquina, los libros de su librero. Su vida, somos su vida, somos la única compañía que le queda. Sus leales y fieles amigos, sus apóstoles y sus escuchas. ¡oh dios idiota, nosotros nos entregamos a sus deseos!”
(mutis)
 (En un tono ya sin sollozos, susurrando)  Espero que los delgados ladrillos de esta casa no hayan dejado salir eso, los vecinos se asustarían. Esas gentes que viven al otro lado de estas paredes. Ya vi, mañana tempranito, ahí junto a la puerta, a doña Cleotilde tocando el timbre, en chanclas y con su bata de baño diciendo con su tono convencional (Imita un tono de señora) “Joven, ¿Algo pasó? Escuche muchos gritos anoche, y me preocupe” y yo respondiendo (Con su voz convencional) “No se preocupe doña Cleoti, eran unas películas de la televisión, me quedé dormido y dejé la televisión prendida”. “Oh vaya, ya me había preocupado, ya hasta iba a llamar a la policía” “No hay cuidado vecina, gracias por preocuparse”.
(Reflexivo) Dormir... Desearía poder dormir. Ahora que lo recuerdo, no he podido cerrar el ojo desde que la María de fue de mi vida. La única mujer que he tenido en mi vida, y la única que tendré. Pues fue la única que me hizo caso. Tengo el talento de conquista de un perro de la calle. Un perro queriendo ser humano, eso soy. Bueno, no un perro, perro, por que esos por lo menos esos dan lástima, soy algo más como un perro muerto, uno de esos que se mueren en los basureros. Esa María, a como era buena para fregarme. Como la vez que andábamos en su departamento, y ella agarró y me dijo “Vamos a hacerlo junto a la ventana” Era un 5nto piso de Polanco, y que agarra y que me hace el amor, ahí, en la ventana, con toda la gente viéndonos.  Lueguito después, llegó un policía, quesque alegando que andábamos atentando contra el orden publico y quien sabe que tanto. Y que me llevan al tambo.  Esa María, con su sonrisa de serpiente enredada, y sus ojos de albañil enamorado.  Le encantaba viborear, a todas las mujeres que se le pasaban enfrente. Quesque una traía malos zapatos, quesque esa parecía piruja, quesque esa no se sabia vestir.  Yo andaba requete enamorado de ella, pero ella nomás quería dinero. Y total, con su dinerito y todo, se fue con el Gabriel. Dejándome con nada mas que un tremendo insomnio que no me quitan ni los ángeles.
Y pues que hago yo, ¿sino esperar a que me amanezca?  Esperar acostado, peleándome con la almohada y contándole mis delirios al colchón, que siempre se queda callado. Ha de pensar que estoy loco por hablarle, pero más loco el que me escucha.
(Se vuelve a tapar, se acomoda como para intentar dormir otra vez, y suena el despertador)  ¿Apoco ya es tan temprano? Si todavía no ha amanecido. (lo apaga, sigue acostado) Y yo aquí jugando a que sé que me pasa. Y lo que no me pasa por la mente, me pasa por todo mi cuerpecito.  Que bueno que conseguí trabajo por aquí, ya necesitaba distraerme de algo. Quitarme la esencia de María, con su blancura de conejo, que aparece en todos mis recuerdos. Y que toso, y cada que toso sale su nombre.
(Vuelve a sonar el despertador)  (Grita, acostado desde su cama)  ¡QUE YA VOY!
Mejor ya me levanto, que este va a seguir sonando hasta que me muera.
(Se levanta y se sienta en el borde de la cama, respira hondo y toma un vaso con agua del taburete)  Otra noche así, y juro que termino muriéndome, o matándome. Lo que pase primero.
(Se cierra el telón)

FIN                                     
(Un trabajo de literatura, que me gustó mucho)

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