Delirios de media noche
Oh luna, verso del poeta
Me encanta esa manera en que miras
Oh luna refugio del cantante
Que hermosa es tu frigidez.
Canciones y más canciones, versos al aire sin algún sentido, se enmarañan en la boca de mi estómago para que puedan salir con un grito hacia la luna, diciendo lo que en verdad siento. Canciones, una tras otra volviéndose palabras; que, a la par del tiempo, se convierten en parte del ambiente de mi habitación.
El viento sopla, sin embargo tu cabeza no está recargada en mi hombro. El tiempo pasa, sin embargo mi corazón nunca envejece. La vida cambia. Siempre cambia.
Oh luna que de tu hermosura te enorgulleces,
Hazme reír con uno de esos silencios tan elocuentes.
Oh luna que descansas en lo alto de las llanuras de mi mente
Vuelve a ser tan cálida como lo eras antes.
El cuarto de nuestros recuerdos, que he proclamado como mi guarida, se está volviendo cada vez más pequeño, pues el aire de tus suspiros falta en esta noche tan maravillosa e inusual.
El amor dura lo suficiente para saber que estas harto, el amor dura demasiado poco para que te des cuenta de que estas enamorado. El amor es un arma de doble filo que te dice palabras efímeras mientras poco a poco te va envenenando. Ah! Pero que hipócrita sentimiento, que lleva la locura a su lado. (Pero han de escuchar amigos míos que en la prescripción no te avisan sobre sus efectos secundarios. Nunca lo han hecho. )
Llueve, no afuera de mi ventana (donde la luna clara esconde mi vacía mirada entre sus sábanas plateadas), ni adentro de mi cuarto (donde tu aliento se quedó plasmado en todas partes); Llueve en donde es justo y necesario que llueva. Llueve alrededor de mis mejillas
Me encanta esa manera en que miras
Oh luna refugio del cantante
Que hermosa es tu frigidez.
Canciones y más canciones, versos al aire sin algún sentido, se enmarañan en la boca de mi estómago para que puedan salir con un grito hacia la luna, diciendo lo que en verdad siento. Canciones, una tras otra volviéndose palabras; que, a la par del tiempo, se convierten en parte del ambiente de mi habitación.
El viento sopla, sin embargo tu cabeza no está recargada en mi hombro. El tiempo pasa, sin embargo mi corazón nunca envejece. La vida cambia. Siempre cambia.
Oh luna que de tu hermosura te enorgulleces,
Hazme reír con uno de esos silencios tan elocuentes.
Oh luna que descansas en lo alto de las llanuras de mi mente
Vuelve a ser tan cálida como lo eras antes.
El cuarto de nuestros recuerdos, que he proclamado como mi guarida, se está volviendo cada vez más pequeño, pues el aire de tus suspiros falta en esta noche tan maravillosa e inusual.
El amor dura lo suficiente para saber que estas harto, el amor dura demasiado poco para que te des cuenta de que estas enamorado. El amor es un arma de doble filo que te dice palabras efímeras mientras poco a poco te va envenenando. Ah! Pero que hipócrita sentimiento, que lleva la locura a su lado. (Pero han de escuchar amigos míos que en la prescripción no te avisan sobre sus efectos secundarios. Nunca lo han hecho. )
Llueve, no afuera de mi ventana (donde la luna clara esconde mi vacía mirada entre sus sábanas plateadas), ni adentro de mi cuarto (donde tu aliento se quedó plasmado en todas partes); Llueve en donde es justo y necesario que llueva. Llueve alrededor de mis mejillas
¡Ah! pero que hipócrita sentimiento, que lleva la locura a su lado.
ResponderEliminarme gustó eso :D también lo de dura lo suficiente para que te des cuenta de que estás harto :D
lo de la lluvia en las mejillas es muy gay ;D hahaha