Simplemente: No

En la pared frente a ti se lee “¿Quieres ser mi novia?”. Mal dibujado por un hombre al cual a penas conociste y que no entiendes. Pensabas que eran amigos, te gustaba imaginarlo, pero en este momento te encuentras confundida, tanto que no puedes articular las palabras necesarias para expresar lo que sientes. Te gusta, si. ¿Pero cuanto tiempo duraría su relación? Cuatro, máximo cinco meses. Después nada.

Tienes miedo al amor, desde aquella vez que entregaste tu corazón a un hombre ya no has vuelto a ver la vida de otra forma que no sea junto con él. Es extraño que ahora este charlatán te demuestre que te “quiere” con un papel pegado en una pared y con letras cuyo significado olvidaste hace tiempo.

Tantas son tus ganas de entender que es lo que pasa por tu mente. Pero no lo escuchas. Recuerdos gritan a un volumen inaudible. El silencio reina y tus pensamientos caminan en cuclillas para no ser escuchados. No entiendes, tienes tantas palabras para decir pero no puedes decir ninguna. No piensas a pesar de que tus ideas están amontonadas en tu mente. Sabes que le romperás el corazón, pues sus ojos denotan esperanza escondida. La misma esperanza que tenías en tus ojos antes del anterior.

Que estupidez. ¿Novios? Eso es un juego de palabras impuesto por la humanidad para denominar a dos seres que se aman.” ¿Por qué no se llaman de otra forma? “te preguntas mientras el primer pensamiento claro que tienes se asoma por tus ojos vidriosos. Te interesa conocerlo, saber cómo es que llegó a quererte tanto. Pero hoy no es el día, ni el lugar. Incluso puede que tampoco sea la persona.

Al momento que piensas esto, te encuentras con la problemática de decir “Si”. 4 meses. Muy poco tiempo. Tal vez ni siquiera puedas llegar a quererlo en ese lapso. Tal vez puedas enamorarte y por eso temes. “No…” susurras al aire. Al aire tan tenso que está entre ustedes dos. Ese aire tan tenso y tan liso que puede usarse para escribir unas cuantas notas. Llegan a su oído. Sonríe de nuevo. Tan falsamente como el oro hecho de plástico. Su sonrisa falsa evoca aquellos vagos recuerdos que tenias sobre el dolor. Esa sonrisa falsa que solamente tiene el propósito de ser una máscara para aquel que la porta. Pues sabes que sus pupilas contienen lágrimas que se contienen a corretear por sus mejillas.

No lo entiendes. No sabes que hacer. Tomas el cartel y te vas. Un beso. Un adiós. Punto final.

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