Muerte y amor.

Yo no debería de hablar del amor. Yo no debería de saber amar y entregar todo, para que al final se vaya a la chingada. Yo no debería de hacerlo, sin embargo lo hago. Y lo hago con tanto entusiasmo, tanta entrega, como si fuera la primera vez.

Y heme aquí, intoxicando de ron, tequila y drogas, recostado en mi cama esperando a que mañana amanezca con alguien que me ame. Aunque sea que no me ame, pero que se quede mas de una noche conmigo. Quitándome el letrero de "Motel de paso" que tengo en la frente.

 Eso es lo que busco, mitigar la soledad. Esperar a que alguien me de los buenos días, a que alguien me despierte con un beso, con un desayuno; aunque sea un pan con mantequilla y mermelada, lo que sea. Despertar con alguien que se preocupe por mi. Encontrar a alguien quite esta incansable necesidad de amor que tengo.

Pero no pasa, sigo despertando entre colillas de cigarro y nostalgia de alcohol, de fiesta. Despertando después de beber de las piernas de quien ya no está. Nombrando recuerdos entre orgasmos, gente que no está presente. Mujeres que han marcado mi vida y que ya no tiene mas que un recuerdo en mi inconsciente; que han pasado y me han desmadrado de todas las maneras posibles y que aún así sigo amando.

Escuché una vez decir a alguien que el amor apendeja, que la vida no es más que una película, una cruel historia de cine noir hecha para burlarse de uno mismo. Y yo me pregunto: ¿Cuándo será mi primer punto de inflexión? ¿Cuando será la primera vez que alguien me incite a continuar la trama de mi vida?

Hasta ahora no he conocido a nadie que lo haga, y aquellas personas que pensé que lo harían no lograron mas que ser un sueño, un minuto de una película que parece eterna. Una alucinación. Un viaje de menos de 4 meses, que te dejan con un sabor de boca peor que el de una cerveza caliente.

Estoy tosiendo, no por enfermedad ni por el cigarro. Estoy tosiendo por que mi garganta pide a sangre la vida que le falta. Estoy enfermo de ilusiones y deseos de encontrar a la persona indicada. Estoy agonizando por eso.

Y lo peor de todo, es que estoy recordando a todas las mujeres que he amado. Deseando que alguna, cualquiera, regrese y me recuerde como la amé. Para volver a hacerlo, y volver a vivir. Porque justo ahora, en este momento:

Estoy muerto de ganas por estar vivo.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Conversación número 20

Pensando en lo mucho que te quiero