Noches de tu piel, noches de ti...

Vamos, antes de que vuelva a cambiar, antes de que el vaivén de tus latidos me obligue a convertirme en algo que no podrá controlarse, quiero sentir que esto es real; hazme sentir especial...
La tarde, el sol, el césped y esa pequeña roca que está enfrente de ti. Todos, ¡Todos! son testigos de nuestro pecado (ese dulce sentimiento que repetiría una mil veces sin poder tener suficiente). La dulce voz del viento recorre tu pelo, ondeándolo en diferentes direcciones, y con él viene ese pequeño rayo de luz que hace verte tan bella, tan angelical. Mi brazo alrededor de tu cintura comienza a temblar ante el miedo de perderte (no quiero hacerlo, no quiero dejarte). Volteo hacia el horizonte y me doy cuenta de que el sol se empieza a esconder en el límite de la ciudad, la luna se empieza a divisar en el manto negro del universo, elevándose cada vez mas y mas, alumbrando nuestro idilio con sus hermosas lagrimas plateadas (que aumentan nuestra pasión al rozar mi piel y mis ojos; que son tan tuyos como míos.)
¿Escuchas la dulce sincronía de nuestros latidos? ¿Escuchas la forma en la que nuestros suspiros se apagan y se encienden? ¿Puedes sentir mi corazón acelerándose cada vez que nuestras miradas se cruzan? Mi mano se ha encontrado con tu pierna y ahora está recorriendo tus suaves muslos (en los cuales podría dormir hasta el fin del tiempo, sin ninguna otra preocupación, solo amándote) los cuales rodean mi espalda junto con tus piernas, y en un abrir y cerrar de ojos me vuelvo completamente tuyo. He perdido el control de mi cuerpo y con él la noción del tiempo. ¿Ya son las 7? ¿Ya son las 9? ¿Ya son las 11?
¡Ya no me importa saber la hora! solo quiero saberte, conocerte de pies a cabeza. Saborear cada rincón de tu cuerpo con la punta de mis dedos.
“en que piensas” preguntas mientras volteas a mi lado de la cama posando tus pupilas sobre las mías, esa mirada tan dulce y mortal que te caracteriza (esa mirada que podría comerme a besos una y otra vez, esa mirada con la que me hipnotizas).
“en nada” repito mientras te tomo por la mano, recorro tu cintura y veo como te recuestas a mi lado. “en nada” vuelvo a repetir mientras tu vista se esconde detrás de tus párpados. “en nada…” susurro de nuevo para que puedas dormir tranquila entre mis brazos, entre mi alma.

Comentarios

  1. eres muy poético, tienes una gran facilidad para escribir y para enamorar...

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