Espejo Platónico

Ella iba caminando por la calle cuando la vi pasar, como una ilusión, como una bella alucinación que el destino preparo para mí en ese instante; cuando que voltee hacia ese vidrio que reflejaba la parte de afuera del café. Era un lugar pequeño, tenía una fila de espejos que apuntaban a la calle y dejaban ver a cualquier persona que caminara en frente del local antes de que siquiera pasara. Yo tomaba un americano y leía las noticias del día. No decían nada nuevo, nunca lo hacían. “Chica muere asesinada por su Padre” “lesión de un titular que no jugara en el mundial” “Decomisan 300 kilos de marihuana en la frontera”. Siempre lo mismo en los encabezados, pocas veces los periódicos daban datos interesantes que hacían que mi vida saliera de aquella rutina tan monótona a la que estaba sometido. Justo cuando creí que mi vida no podría ir más allá de tomar un café, ir a trabajar, comer y dormir. Ella se cruzo en mi camino.
Vi su cara cuando gire la cabeza hacia ese espejo que podía anunciar lo que pasaría dentro de 3 segundos. Caminaba a prisa, con el rostro lleno de preocupación porque sabía que iba tarde para el trabajo. Traía una flor en el pelo rubio y en la mano un maletín de trabajo. La vi pasar como si fuera irreal. Hasta que su figura se desdibujo en la esquina contraria de donde tomaba mi café rutinario, fue cuando regrese a lo que llaman “realidad”. Todos los días, a la misma hora sin falta, ella pasaba por la misma ruta. A veces apurada, otras no tanto. Incluso una vez se detuvo a comprar un cappuccino mientras yo tímidamente me tapaba con el periódico para que notara mi desapercibida presencia. Ella era la única que rompía con la rutina que mi vida llevaba día a día. Me agradaba verla. Todos los días me sentaba en el mismo lugar del café jugando a ser un adivino; mirando por el espejo y esperando ansiosamente el paso de mi Presea, como un niño espera su regalo de navidad. La silla rechinaba, no importaba. La mesa de madera despedía un olor fétido a humedad y café, no importaba. Todo hacia ruido afuera, no importaba. Lo único que importaba era el poder verla una vez más.
Me era difícil el poder distinguir entre un sueño y el momento en que veía su rostro en el espejo. Mi vida diaria se volvió corta y sin importancia durante el resto del día. Era como una luz dentro de una cueva; un pequeño haz de luz que se dejaba filtrar por una ranura entre las piedras dando esperanza al perdido.
Pasaron los días. Las semanas. Los meses. Y después me di cuenta que aquella persona que solía romper la rutina de mi vida, se volvió parte de ella.

Comentarios

  1. wow, me gusto muchismo, me imgaine toda la historia como si estuviera de testigo delante de el, senti todo ese sentimiento q sentia ese hombre... me gusto muchisimo =)

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  2. Hermano esta genial.
    Valla que de verdad has mejorado bastante ( no es que yo sea la quinta maravilla del mundo claro xD)
    Pero si he visto mucho avanze en la forma de escribir, los detalles la redaccion, todo fue un deleite. Sigue asi ^_^

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  3. nomaaaaaaaaaaaaaa! está bien proooooooo! :D

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